lunes, 1 de diciembre de 2008

… y el pánico juega a abanicarnos!


Sonrisa pálida lucia aquella noche esa nuboza espuma, la misma que salía de la feria navideña; contenta, tibia, mojada a saliva artificial, toda una manga de habladurías representadas tras la mascara que goteaba…

Entonces corrí sin mirar el ojo izquierdo de la pequeña y BUM! La muerte, como erizo picando a su depredador, hizo de las suyas…

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